Roman on Martínez Gramuglia, 'Forja de una opinión pública: Leer y escribir en Buenos Aires, 1800-1810'


Pablo Martínez Gramuglia. Forja de una opinión pública: Leer y escribir en Buenos Aires, 1800-1810. Santiago: Ariadna Ediciones, 2021. 299 pp. Free (open access), ISBN 978-956-609-511-8.

Reviewed by Claudia Roman (Instituto de Historia Argentina y Americana - CONICET / Universidad de Buenos Aires)
Published on H-LatAm (June, 2023)
Commissioned by Casey M. Lurtz (Johns Hopkins University)

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Translated from Spanish by Henry Scott (Johns Hopkins University)

El concepto de “opinión pública” reconoce una extensa trayectoria de debates y reformulaciones cuyas dominantes historiográficas o teóricas presentan, casi infaltablemente, opciones excluyentes o, al menos, difícilmente complementarias en torno a su legitimidad y a su operatividad. Es probable que uno de los mayores aciertos del ensayo de Pablo Martínez Gramuglia haya sido proponerse superar esa contraposición e integrar una respuesta que atienda a una revisión meticulosa de la bibliografía reciente en ambas dimensiones. Más aún, su capacidad para articular su indagación a través de fuentes poco exploradas, a través de un análisis que por su ensamblaje metodológico y epistemológico, que potencia sus alcances. Producto de su investigación doctoral, La forja de una opinión pública: Leer y escribir en Buenos Aires, 1800-1810 se sirve, en efecto, productivamente de los protocolos académicos que demandan originalidad en el aporte al área de conocimiento indagado al menos en dos sentidos.

Por una parte, hace una contribución por los objetos que reúne, entre los que se encuentran los tres periódicos que se publicaron más tempranamente con continuidad en el siglo XIX, en Buenos Aires: El Telégrafo Mercantil, Rural, Político-Económico e Historiógrafo del Río de la Plata (1801-2), dirigido por Francisco Antonio Cabello y Mesa; el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio (1802-7), a cargo de Juan Hipólito Vieytes; y el Correo del Comercio, de Manuel Belgrano (1810-11). A este corpus de prensa se suma, en sordina en los primeros capítulos y plenamente, como punto de llegada estrechamente ligado a la Revolución de Mayo, el que tendrá un tratamiento detallado en el último capítulo del libro, la Gazeta de Buenos-Ayres (1810-21). A través de estas fuentes, elensayode Martínez Gramuglia se abre paso para explorar la emergencia de nuevas figuras lectoras y de representaciones y usos de la lectura a través de un análisis pormenorizado y sutil. Esa aproximación avanza hacia el auténtico centro de su búsqueda: suspender las certezas instaladas en cierto consenso de lo que el ensayo nombra como “historiografía liberal” respecto del carácter de “parteaguas” de la Revolución de Mayo y, específicamente, de la posibilidad de distinguir con nitidez funcionamientos y apropiaciones de estos dispositivos letrados, centrales para modelar la “opinión pública,” antes y después de 1810.

Los periódicos y la cultura impresa que se estudian en el primer capítulo operan por eso como el horizonte de partida que le permite indagar cómo letrados americanos, formados en la ciudad y en el vínculo colonial, se imponen el doble mandato de “dar a conocer al mundo las proezas porteñas” e “ilustrar a un público local que no tiene libros”; mandato cuyo impulso—argumenta el autor—puede rastrearse incluso antes de que la ruptura revolucionaria tenga lugar (p. 12). Este planteo lleva a advertir las continuidades y reformulaciones de la lectura a través—temporal y conceptualmente—de la revolución, extendiendo la pesquisa discursiva al período colonial y verificando sus proyecciones hacia finales de la década de 1820. Esta intervención crítica en la periodización, junto con la reconstrucción material precisa de las fuentes y al análisis conceptual que conlleva su consideración es uno de los méritos destacables del volumen. Los conceptos de “ilustración” y “utilidad,” por otra parte, puntúan el estudio de las representaciones de la lectura y la escritura como prácticas en esta sección. Su relevo los complejiza, con especial atención al espectro de habilidades, competencias y posibilidades en torno a la letra postulados respecto de aquellos a quienes se imaginaba como potencial lectorado y también en torno a la creatividad de quienes se postulan como letrados mediadores. Este enfoque permite que el planteo pivotee respecto de las estrategias de ampliación lectora que pueden recuperarse a través del análisis de las fuentes y su interpretación en la tensión entre futuros-pasados deseados, intuidos o buscados por los protagonistas y la atención crítica que merece esa misma tensión, en su tarea específica, al investigador del siglo XXI.

El sugerente estudio de los tres periódicos mencionados constituye otra contribución de por sí muy valiosa para el campo de la historiografía sobre la prensa, y tiene en este sentido una cierta autonomía al interior del volumen. Establecidas las hipótesis que lo guían, estas publicaciones se ponen en diálogo con otros dos conjuntos de textos. En primer lugar, con ciertas piezas poéticas que han sido habitualmente relegados a la “precursoría” como categoría clasificatoria antes que hermenéutica y que son objeto del segundo capítulo. La oda “Al Paraná” de Manuel José de Lavardén leída desde el “imperativo utilitario” y a la vez moderno que supone su inclusión en el Telégrafo, la revisión de la poesía didáctica y satírico-moral con que Domingo de Azcuénaga va en busca de alusiones locales y los modos en que Rodolfo Rivarola, en sus poemas “heroicos,” anticiparía en sus potenciales lectores “posibles coautores” permiten advertir la transición entre la preceptiva neoclásica y la persistente proyección de lectores nuevos, críticos y—una vez más—futuros, que puedan reconocer en esa letra tanto la verdad que se le asigna como su renovado carácter cívico, ahora patriótico (p. 118). A esta significativa renovación de la lectura poética de esos textos, exquisita en sus detalles, cabe agregar que Martínez Gramuglia despliega aquí tonos particulares para su propia escritura, que consigue conjugar la precisión analítica con el humor y la sorpresa. El tercer y último grupo de documentos presenta una serie de textos políticos, algunos de circulación privada y otros, públicos, de cuyo examen se ocupa particularmente el tercer capítulo, le permite delinear los perfiles de tres trayectorias intelectuales que postula como modélicas y en diálogo: las del Deán Gregorio Funes, Manuel Belgrano y Vicente López y Planes. Las tentativas por adquirir y manejar una erudición moderna y por trasladarla y traducirla ocupa el centro de las preocupaciones que permiten a Martínez Gramuglia pasar de una a otra figura, y atravesar los debates que protagonizan. El trabajo de archivo que respalda esta articulación permite advertir los múltiples y estrechos reenvíos entre textos que configuran un corpus heterogéno, que incluye documentos inéditos y otros bien conocidos, manuscritos e impresos, cartas privadas y públicas, y que a priori parecería difícil estudiar en conjunto. La decisión metodológica de privilegiar la prensa como vía de entrada al ensayo renueva así su potencia metodológica, en tanto es la vía privilegiada para ordenar y hacer visibles problemas materiales, formales, de circulación y referente a las prácticas lectoras y escritoras en función del problema de la opinión pública y sus diversas modulaciones: popular, oficial, única o diversa, del que se ocupa el último capítulo.

El segundo acento notablemente original de La forja de una opinión pública radica en su andamiaje transdiciplinar erudito y actualizado, que logra combinar convincentemente elementos de la crítica literaria y teoría, el conocimiento del corpus fundacional de la literatura argentina—disciplinas base de la formación de Martínez Gramuglia—y la perspectiva de la historia conceptual, que vertebra las principales hipótesis y se evidencia particularmente en el primer capítulo. Los trabajos de Fabio Wasserman y Alejandra Pasino sobre la prensa de la primera mitad del siglo XIX son referencias ineludibles e iluminadoras para habilitar las variantes analíticas que aquí se presentan. La productividad de ese encuentro disciplinar se expresa en este caso, por ejemplo, en el tratamiento del desfasaje entre los “lectores débiles” postulados por los periódicos analizados y su público efectivo; en las muy diversas estrategias mediadoras que van solicitando ajustes en lo que se da a leer y en las formas en que se busca hacerlo atractivo (entre las que se destaca, por ejemplo, la ficcionalización del circuito informativo como “ficción ejemplar” en el Semanario); en los ajustes que requiere, para quienes los redactan, el hallazgo de la serialización del contenido y, de ahí, en la revelación de que resultaba posible experimentar sobre el formato para buscar “nuevos y más lectores,” incluso a través de la escucha, vía aparentemente contradictoria para la formación de un lectorado (pp. 65, 49). En el último capítulo, la pregunta sobre los alcances fácticos y discursivos de la Revolución de Mayo (1810) desde la perspectiva de sus contemporáneos se sirve una vez más, de manera notable, del instrumental de la mirada literaria e histórico-conceptual, que habilita adicionalmente desplegar la argumentación hacia una respuesta en torno a las transformaciones y continuidades de las prácticas de la lectura y la escritura consideradas alternativamente desde el horizonte de los contemporáneos y desde la del investigador. El índice del libro se completa con unos “Apuntes finales” a modo de conclusión y una “Coda.”

Conviene destacar que los cuatro capítulos no presentan un objeto en desarrollo cronológico, ni tampoco exponen facetas de un proceso con efecto de precisa sincronía. Su sucesión acusa, en todo caso, una cierta teleología, en la que esa articulación disciplinar también resulta clave para arribar al modo en que se formulan los problemas en torno a la “opinión,” atravesados en buena medida por la figura de Mariano Moreno y por el papel de la Gazeta de Buenos-Ayres en los años que orientó su contenido. El problema de la construcción del poder y de una autoridad tanto política como intelectual moderna y criolla, americana; la cuestión de quién y con qué credenciales y con qué argumentos sería capaz de tomar la voz y de convencer o conmover sensibilidades y subjetividades modernas (ya con la información, ya con la poesía, ya con la argumentación política); el de cómo imaginar y organizar a unos pueblos en lectorado y en público, se resuelven, en los tramos finales del trabajo de Martínez Gramuglia, en una conclusión diseminativo-recolectiva, cuya formulación más general sintetiza: “La marca central de la deriva del concepto de opinión pública en la época de la prensa periódica resulta ser, entonces, como en el caso de la poesía, la figura del letrado o la escritura de los periódicos, su progresiva politización, de la mano de una mayor difusión del propio concepto” (p. 262). Así, sobre el final del ensayo, se presentan algunas de las formulaciones que, sin abandonar el rigor historiográfico, interpelan también al presente en que la investigación se llevó a cabo—distinto del actual, no obstante su cercanía cronológica—e incluso al que nos alcanza hoy como lectores: los dilemas en torno a la intervención intelectual en un proceso de creciente politización global tanto social como mediática, y las valoraciones en torno a las posiciones de letrados e intelectuales en esos procesos. La precisión que ubica a Moreno “usurpando esa voz oficial y constituyéndose como publicista en el contexto menos apropiado para hacerlo” y, enseguida, la observación sobre el uso de la firma “un ciudadano” por parte de Funes, firma que “justamente lo separa de esa instancia oficial [vg., la Junta] por la individualidad e indeterminación del artículo indefinido tanto como por el carácter cívico y moderno que el sustantivo tiene,” son ejemplos elocuentes de los aportes de una mirada microtextual a la historia cultural, y de cuánto tiene para ofrecernos en términos de reflexión sobre nuestro presente (p. 263).

La forja de una opinión pública está en los detalles: junto a los que han quedado apuntados, cabría agregar el que propone la “Coda” del estudio, levemente alegórica, en la que el autor parece trazar su propia versión de un futuro del pasado, en que la caridad se presenta como condición de posibilidad de la difusión de la razón y con ella, de la política. Curioso, contraintuitivo cierre para un texto que no cesa de demostrar que no es la caridad sino la política, en tanto lazo compartido, la dimensión que en todos los futuros del pasado, en todos los presentes que el texto registra, ha resultado la más adecuada para la negociación, la disputa y la cooperación de las prácticas intelectuales y afectivas atravesadas por la letra.

The concept of “public opinion” connotes a trajectory of debates and reformulations whose dominant historiographies or theories present, almost without fail, options that exclude, or at least that are difficult to fit with, its legitimacy and operability. It is likely that one of the biggest accomplishments of Pablo Martínez Gramuglia’s work has been framing this puzzle and developing a response that presents a meticulous revision of recent work in each of its dimensions. Furthermore, his ability to use overlooked sources to conduct his investigation, through an analysis that, thanks to its methodological and epistemological makeup, allows him a deeper reach, is even more so an accomplishment. A product of his doctoral investigations, La forja de una opinión pública: Leer y escribir en Buenos Aires, 1800-1810 (The forging of public opinion: Reading and writing in Buenos Aires, 1800-1810) makes original contributions to its field at least in two senses.

First, it makes a contribution through the objects it collects, which include the three periodicals that were first published with continuity in the nineteenth century in Buenos Aires: the Telégrafo Mercantil, Rural, Político-Económico e Historiógrafo del Río de la Plata (1801-2), directed by Francisco Antonio Cabello y Mesa; the Semanario de Agricultura, Industria y Comercio (1802-7), led by Juan Hipólito Vieytes; and the Correo del Comercio, by Manuel Belgrano (1810-11). To this corpus, the author adds, implicitly in the first chapters and then explicitly, as point of arrival closely linked to the Revolución de Mayo and treated in detail in the last chapter of the book, the Gazeta de Buenos-Ayres (1810-21). By way of these sources, Martínez Gramuglia’s work paves the way for exploring the emergence of new literary figures, and of new representations and uses of reading itself, through a subtle and measured analysis. These inquiries take us to the veritable heart of his investigation: the setting aside of the presumed certainties of a particular consensus the work calls the “liberal historiography” regarding the characterization of the Revolución de Mayo as a “watershed,” and, specifically, of the possibility to distinguish with clarity the workings and appropriations of these literary devices that were key for molding “public opinion,” before and after 1810.

The periodicals and print culture that are studied in the first chapter serve as a point of departure, allowing the author to investigate how the literary figures, formed in the city and in the midst of the colonial legacy, set for themselves the double mandate of “introducing to the world the achievements of the Buenos Aires scene [las proezas porteñas]” and “speaking to a local public that doesn’t have books”; and indeed, the origins of this mandate, the author argues, can be traced to before the revolutionary rupture took place (p. 12). This proposition notes the continuities and reformulations of reading practices through—temporally and conceptually—the revolution, extending the discursive inquiry back to the colonial period and following its projections through the end of the decade of the 1820s. This critical intervention in the periodization, along with the precise material reconstruction of sources and the conceptual analysis that their consideration implies is one of the marked merits of the piece. The concepts of “illustration” and “utility,” in turn, refer to the study of the representations of reading and writing as practices in this section. The author’s discussion complexifies them, with special attention to the spectrum of literary abilities, competences, and possibilities of those who imagined themselves as potential literary figures, and also in regard to the creativity of those who presented themselves as literary critics. This focus allows the presentation to pivot between the strategies for expanding readership that can be discerned through the analysis of the sources and their interpretation in the tension between desired past futures that were intuited or sought after by the protagonists and the attention that this tension invites from the investigator in the twenty-first century.

The subsequent study of the three aforementioned periodicals constitutes another thought-provoking contribution that is in itself very valuable for the field of historiography of the press and has in this sense a certain autonomy within the work. Having established his guiding hypotheses, the author puts these publications in dialogue with two additional sets of texts. Firstly, he engages with certain poetic pieces that have been commonly treated as “precursory” rather than objects relevant to the investigation of the subject itself; these are the object of the second chapter. The ode “Al Paraná” by Manuel José de Lavardén read from the utilitarian and at the same time modern imperative that underwrite its inclusion in the Telégrafo, the revision of the didactic and satirical-moral poetry with which Domingo de Azcuénaga goes in search of local allusions, and the modes in which Rodolfo Rivarola, in his “heroic” poems,” would anticipate his potential readers as “potential coauthors” allow one to note the transition from the neoclassical prescriptive to the persistent projection toward new and future critical readers could recognize in those words both the truth that is assigned to it and its renewed civic and now patriotic character (p. 118). To this significant renovation of the poetic reading of these texts, exquisite in its detail, it is worth adding that Martínez Gramuglia here displays tones that are particular to his own writing, which enable him to harmonize analytic precision with humor and surprise. The third and last group of documents presents a series of political texts, some of which were circulated privately and others which were public, whose examination takes up the third chapter. This investigation allows him to delineate the profiles of three intellectual trajectories that he postulates as both exemplary in themselves and in conversation with one another: those of Deán Gregorio Funes, Manuel Belgrano, and Vicente López y Planes. The author’s attention and commitment to a modern erudition allow him to move from one figure to another while piercing the debates in which they took part. The archival work that backs this endeavor allows one to see the varied connections between texts that constitute a heterogeneous corpus that comprises documents both unpublished and well known, handwritten and printed, letters public and private, and that a priori would seem difficult to study as a unit. The decision to privilege the press as a starting point renews his methodological potency, insofar as it is the way for ordering and making visible material and formal problems of circulation and referring to readership and writing practices with respect to the problem of public opinion and its diverse modalities: popular, official, unique, or diverse. This is what the last chapter concerns.

The second notably original accent of La forja de una opinion pública lies in its erudite and up-to-date interdisciplinary scaffolding, which is able to convincingly combine elements of literary and theoretical critique, knowledge of the foundational corpus of Argentine literature—disciplines that form the base of Martínez Gramuglia’s formation as a scholar—and the perspective of a conceptual history that provides the backbone of the principal hypothesis and is evidenced, in particular, in the first chapter. The works of Fabio Wasserman and Alejandra Pasino on the press of the first half of the nineteenth century are unavoidable and illuminating references for parsing the analytical variables that are presented. The productivity of that disciplinary encounter is expressed in this case, for example, in the treatment of the lag between the “weak readers” postulated by the periodicals in question and their effective public; in the diverse mediating strategies through which they seek to adjust what is made available to readers and how it makes them attractive (among which stands out, for instance, the fictionalization of the news cycle as “exemplary fiction” in the Semanario); in the adjustments that are required of writers by the discovery of the serialization of content; and, from there, in the revelation that it was possible to experiment with formats to attract “new and more readers,” including through listening, an ostensibly contradictory means for the formation of a readership (pp. 65, 49). In the last chapter, the question about the practical and discursive reach of partisans and rhetors of the Revolución de Mayo (1810) from the perspective of its contemporaries once again remarkably makes use of a literary and historical-conceptual lens, which allows the author to develop his argumentation with an eye toward the transformations and continuities in the practices of reading and writing, considered alternatingly form the horizon of the contemporaries and those of the investigator. The index of the book is complete with some “final notes” by way of a conclusion and a “coda.”

It is worth highlighting that the four chapters present neither a chronological argument nor do they show facets of a process that is wholly synchronous. Their order follows, however, a certain teleology in which Martínez Gramuglia's disciplinary articulation also turns out to be key to arrive at the mode in which the problems with respect to “opinion” are thematized, influenced heavily by the figure of Mariano Moreno and by the role played by the Gazeta de Buenos-Ayres in those pertinent years. The problem of the construction of power and of an authority just as much political as intellectually modern and creole (criollo); the question of who and with which credentials and with which arguments would be capable to speak up and convince or move modern sensibilities and subjectivities (whether with information, with poetry, or with political argumentation); the problem of how to imagine and organize communities in public and in readership: these are all dealt with in the final portions of Martínez Gramuglia’s work, in his disemative-recolectivist conclusion (conclusion diseminativo-recolectiva), whose most general formulation reads: “The key feature of the derivation of the concept of public opinion of the epoch of the periodic press is, then, how in the case of poetry, the literary figure or the writing of the periodicals, progressive politicization goes hand in hand with a major diffusion of the very concept” (p. 262). As a result, by the end of the essay the author presents a few formulations that, without abandoning historiographic rigor, also interpellate the present in which the investigation took place—which is different from the actual present, though chronologically proximate—and the one that reaches us today as readers: the dilemmas surrounding intellectual intervention in the midst of a process of growing global politicization, both social and mediatic, and the revaluation of the place of literary figures and intellectuals in these processes. The precision that finds Moreno “usurping that official voice and constituting himself as publicist in the least appropriate context for him to do so” and, at the same time, the observation regarding the use of the signature “a citizen” by Funes, affirming that “this very thing separates him from that official instance [e.g., the Junta] in favor of individuality and indeterminacy of the article, undefined just as by the civic and modern character that the noun has,” are eloquent examples of the contributions a microtextual gaze can provide to cultural history, and how much it might help us reflect about our present (p. 263).

La forja de una opinion pública is in the details: alongside those that have been noted, it is worth adding the somewhat allegorical one proposed in the “coda” of the study, where the author seems to trace his own version of a future of the past in which charity presents itself as the condition of possibility of the diffusion of reason and, with it, of politics. A curious, counterintuitive close to a text that does not cease to demonstrate that charity but politics, while never easy to separate, is the dimension that in all futures of the past, in all presents that the text registers, has resulted most adequate for negotiation, dispute, and cooperation of intellectual practices and affects pierced by the written word.

Citation: Claudia Roman. Review of Martínez Gramuglia, Pablo, Forja de una opinión pública: Leer y escribir en Buenos Aires, 1800-1810. H-LatAm, H-Net Reviews. June, 2023.
URL: https://www.h-net.org/reviews/showrev.php?id=58467

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